Iraida Noriega & Rafael Arriaga Flores (Libro Pasta Dura)
En éstos años de aislamiento y distancia fÃsica obligatoria, Rafa me fue compartiendo sus prácticas de encierro fotografiando flores; sin ningún objetivo especÃfico, y casi como una especie de ritual personal, durante 21 dÃas, cada mañana abrà una flor, y le escribà un verso; primero fueron décimas, luego aparecieron los haikus y de vez en cuando el verso libre se volvió inevitable. Y asà como llegaron los versos se fueron después del dÃa 21. Por ahà del dÃa 4 o 5 comencé a darle forma a este racimo de flores y versos, y empezó a verse más y más como un posible libro. En uno de los pocos encuentros con contadas personas, en casa de mis amigos Aarón Cruz (contrabajista) y Guadalupe Galván (poeta y chef), llegó un hombre con mirada de niño, voz de viejo sabio, barbas coloradas, y manos de quien trabaja la tierra. Él nos platicó que los estudiosos del universo han descifrado que las formas que toman las flores son los trazos que van dejando los planetas en el cielo en su paso alrededor del sol, y que por eso las flores tienen su tiempo y su momento para florecer durante el año. Algo asà pasó con este racimo de versos y flores. En el principio fue la música. Fue ella quien nos juntó en el camino. Y ha sido ella la presencia permanente en este universo de versos y flores. El ritual que comenzó como un diálogo entre dos se convirtió en una resonancia sonora colectiva. Pasó que Rafa y yo decidimos acercarle nuestras flores a 21 de nuestros amigos y amigas músicas que admiramos. A cada quien le pedimos que hiciera un minuto de música libre desde su solitario para una flor especÃfica, de tal suerte que cada flor tiene su banda sonora. Yo me di a la tarea de hacer una serie de 21micro videos que resultó en un universo visual, sonoro, poético que nos ha dejado con la sensación de que el racimo de versos y flores está completo y es ahora un colorido jardÃn.
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